Alambique
El Antiguo Alambique se sitúa en el Toral del Caño, junto al Caño del Medio, casi a la entrada del pueblo por la carretera de Fuentes de Oñoro. En él, los vecinos del pueblo que poseían viñas y vendimiaban destilaban el aguardiente que posteriormente vendían o consumían en sus casas. La ubicación, originariamente en el borde del casco urbano, se debe una cuestión técnica: la peligrosidad de los gases generados durante la fermentación del mosto.
Se trata de un edificio de planta rectangular, construido en mampostería de granito con zócalos, aristas y recercado de huecos en sillería y cubierta a dos aguas con teja cerámica curva, mientras que el depósito tiene una planta poligonal, construido en paredes de piedra enfoscadas de cemento a una altura. El Alambique se encuentra adosado, por uno de sus muros, al Caño del Medio.
El Alambique fue construido en el año 1922, por lo que es un edificio casi centenario, aunque en la actualidad ya no alberga la maquinaria para hacer el aguardiente, sino que se ha reutilizado como lugar en el que colocar las bombas de agua para el depósito.
El primer testimonio que hemos recuperado sobre el Alambique es una carta de 9 de enero de 1922, enviada desde Valladolid por Ángel Labajo Soria, en respuesta a una carta enviada por el Ayuntamiento de Aldea del Obispo del día 3 de enero del mismo año, en la que se le pedía información sobre la maquinaria necesaria para el alambique. Así, en la respuesta de Ángel Labajo se entiende que el Ayuntamiento tenía como presupuesto, en principio, 800 pesetas para la maquinaria y que con ese dinero, dicho señor solo podía construir una caldera de 400 litros, de sistema antiguo y sencillo, que destilaría algo de aguardiente, pero sobre todo destilaría flemas (producto químico que se obtiene al principio de la destilación de mezclas orgánicas) que habría que rectificar para que se transformara en aguardiente. Entre enero y agosto de ese mismo año, los concejales reflexionaron y discutieron si adquirir o no la maquinaria, hasta que el 24 de agosto firmaron un contrato con el señor Labajo para la construcción del alambique. En este contrato se especifica que la caldera tendrá una capacidad de 300 litros, tendrá una columna de rectificación, un condensador analizador, un serpentin con refrigerante de cobre, un depósito de chapa galvanizada y los tubos necesarios para el funcionamiento del aparato. Este alambique debería producir un aguardiente de 65 grados. El señor Labajo construyó dicha maquinaria en poco tiempo, ya que la factura final es del 24 de octubre del mismo año y en el acta de sesión del Ayuntamiento de 12 de noviembre se acuerda el pago de 1200 pesetas por la maquinaria y 124 pesetas por el desplazamiento y el montaje.
En cuanto al edificio, en acuerdo del día 3 de septiembre, se contrató al albañil Vicente Maldonado Hernández, al que se encargó un edificio de cinco metros de ancho por cinco de largo y cinco de alto, situado junto al Caño del Medio. El presupuesto era de 1250 pesetas y debía tener una portada de cantería. La obra debía estar terminada para el 30 de septiembre, ya que la maquinaria estaría lista para ese momento. También se contrató la obra de carpintería y cerrajería con el carpintero Juan Zato Pablo por 300 pesetas.
Por lo tanto, el coste de la construcción del alambique y su maquinaria debió de ascender a 2874 pesetas, un precio considerable para la época. Sin embargo, el Ayuntamiento cobraría un porcentaje de las ventas del aguardiente, por lo que recuperó, al menos, parte de ese dinero invertido.
Muchos fueron los vecinos que destilaron su aguardiente en este alambique comunal, pero solo en el período estipulado por la autoridad regional, ya que la máquina permanecía sellada hasta que el Ayuntamiento solicitaba su apertura por un tiempo determinado, que solía ser de 30 o 40 días. Así, la autoridad correspondiente revisaba la maquinaria y rompía el sello para que se pudiera utilizar. Transcurridos esos 30 o 40 días, se volvía a sellar.
El Alambique estuvo activo durante bastantes años, hasta que con la llegada de las nuevas regulaciones sobre el aguardiente casero (aproximadamente en los años 70 del siglo XX) y la reducción de población interesada en elaborar esta bebida entró en desuso. La maquinaria terminó por ser vendida y se planteó la demolición del edificio que la albergaba. Afortunadamente, en última instancia, se decidió mantener la construcción para reutilizarla para aquello que fuera necesario. Así, en la actualidad, alberga las bombas del agua.
El Alambique, el Depósito y el Caño del Medio forman un conjunto patrimonial que se mantiene en buen estado y que ha sido declarado Bien de Interés Cultural, en virtud de la disposición adicional 2ª de la ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, que hace referencia expresa al Decreto 571/1963, sobre escudos, emblemas, piedras heráldicas, rollos de justicia, cruces de término y demás piezas de análoga índole cuya antigüedad sea de más de cien años; y en virtud de la disposición adicional 1ª de la Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León.
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