Antiguas Panaderías y Molinos
En la actualidad, Aldea del Obispo, incluyendo el núcleo de Castillejo de Dos Casas, no está formado por un gran número de habitantes. Apenas llegamos a pocos más de 300 vecinos. Sin embargo, a principios del siglo XX sobrepasábamos los 1000 habitantes. Estas estadísticas son importantes a la hora de hablar de las profesiones que se desarrollaron en ambas localidades. Aunque la mayoría de los vecinos eran labradores o ganaderos, también había zapateros, herreros, panaderos, etc. En este caso nos interesa la importante industria panadera que con el tiempo se desarrolló, puesto que para tratarse de un pueblo pequeño, hubo bastantes familias que se dedicaron a la elaboración del pan.
Aunque no podemos conocer muchos datos anteriores a la segunda mitad del siglo XIX, puesto que apenas existían registros industriales, y si los había probablemente están perdidos, tenemos un documento como el Catastro del Marqués de la Ensenada (1750-1754) que al menos nos da una indicación sobre si había panaderías y molinos y en qué número en estas tierras.
Así, por las respuestas de Aldea del Obispo al interrogatorio planteado por el Marqués de la Ensenada sabemos que aquí había, al menos, cuatro molinos harineros, tres de los cuales se situaban a lo largo del paso de la Rivera de Dos Casas por el término municipal. Uno de esos molinos se encontraba en el sitio del Genechal, pertenecía a Antonia Rodriguez y tenía dos ruedas; en el mismo sitio había otro molino, perteneciente a Francisco Agustin y Matheo Prieto, también con dos ruedas; un tercer molino se encontraba por bajo de estos dos anteriores, tenía una sola rueda y pertenecía a una vecina de Villar de Ciervo. El cuarto molino se encontraba junto a la Rivera de Turones, pertenecía a Manuel Fernández, vecino de Val de Coelha, y tenía dos ruedas. También se indica que había seis hornos de teja, que pertenecían a Su Majestad, pero que estaban arruinados.
En las respuestas de Castillejo de Dos Casas se indica que no había molinos ni hornos. Puede que hubiera algún horno, pero seguramente eran pequeños, privados y solo se usaban para elaborar el pan que se consumía en esa casa en particular, no para ponerlo a la venta.
De la segunda mitad del siglo XIX solo tenemos datos sobre el molino harinero que había en Castillejo de Dos Casas. Parece ser que podría haber al menos cuatro personas que tenían por profesión molineros. Estos son: Alejandro Núñez Sevillano, Venceslao García Montero, Isidro Duque Hervalejo y Wenceslao Núñez García. Se puede suponer que había un solo molino y que ese molino formaba parte de un negocio familiar, ya que puede que Alejandro Núñez y Wenceslao Núñez tuvieran algún tipo de parentesco. Lo que sí es seguro es que dicho Wenceslao, Abelardo Núñez Peinado y Ambrosio Núñez Santos (que en el siglo XX tuvieron el molino y una panadería) eran parientes. El molino que debió pertenecer a esta familia se situaba en la orilla de la Rivera de Dos Casas. En la actualidad, ha desparecido y, en su lugar, hay un huerto. En cuanto a la panadería de Ambrosio Núñez, estuvo activa durante los años 40 y parte de los 50 del siglo XX. También en los años 40 hubo un panadero más en la localidad, Álvaro Trigo, que tuvo su negocio en la Calle del Medio. En la actualidad no hay ninguna panadería ni molino en esta población.
En cuanto a Aldea del Obispo, a principios del siglo XX, sabemos gracias a un acta de sesión del Ayuntamiento de 1913 que había, al menos, doce hornos para hacer pan, de los cuales unos pocos eran particulares, mientras que otros eran para elaborar el pan que se vendía a los vecinos. Los negocios de panadería no solían durar mucho tiempo abiertos, excepto si se convertían en negocios familiares. Generalmente, había familias que tenían la panadería y un molino, por lo que se autoabastecían y esto permitía que sus negocios fructificaran y gozaran de buena salud. Durante gran parte del siglo XX hubo al menos seis panaderías importantes, dos de ellas con un molino asociado. Estas panaderías fueron:
-la que se situaba en la calle Alamedilla, propiedad de Plácido Prieto Duque, que debió estar abierta hasta los años 40;
-la de Segundo Marcos, heredada por sus hijos Luis Marcos y Fe Marcos, situada en la Avenida de la Concepción, activa hasta los años 80. Este señor también poseyó una panadería situada en la frontera con Portugal por la zona de Valdelapuerca, en la que vendía pan mayoritariamente a gente portuguesa;
-la de Jesús González Martín, que abrió la panadería en los años 70, tras heredar de su padre, Arsenio González, el molino de la Avenida del Fuerte, activo desde 1931 y que funcionaba con energía eléctrica;
-la de Nicomedes Salicio, que se situaba en la calle Villar de Ciervo, y que había heredado de Santiago Salicio y de Rafael Salicio;
-la de Primo Hernández Medina, que se situaba en la calle del Mesón.
-y, finalmente, la de Manuel González Martín, que heredó su hijo Constantino González, y posteriormente los herederos de este. Se situaba en la calle Villar de Ciervo y también contaba con un molino anexo movido por energía eléctrica. Fue una de las panaderías más longeva puesto que ya hay noticias de su existencia en 1913 y debió de cesar en el negocio en los años 70.
Casi todas ellas fueron negocios familiares que pasada la segunda mitad del siglo XX fueron cerrando poco a poco, hasta llegar a la situación actual en la que no hay ninguna panadería ni ningún molino activos en la localidad. Solo en una de las antiguas panaderías se conserva parte de la maquinaria y del horno.
En cuanto a los molinos, debió de haber al menos cuatro molinos, dos que se conservaban en la Rivera de Dos Casas, uno en la Calle Villar de Ciervo y otro en el camino que subía hacia el Fuerte de la Concepción. De estos dos últimos ya hemos hablado, pero de los que estaban en la Rivera de Dos Casas solo se conservan algunos restos que pueden ser visitados.