Frontón
Al igual que muchos otros pueblos de la comarca, Aldea del Obispo posee un Frontón en el cual los vecinos han jugado y siguen jugando tanto al frontenis, como al fútbol o a cualquier otro juego popular. Y a diferencia de esos otros pueblos, nuestro frontón es bastante más antiguo.
Situado entre la Iglesia de San Sebastián y las escuelas, el Frontón, y el juego de pelota en el que se sitúa, ocupan una superficie de 559 metros cuadrados. Dicha construcción consta de una planta trapezoidal, con un frontal de piedra enfoscado de cemento pintado de verde y un zócalo de un metro de altura en piedra. El suelo del juego de pelota es de cemento pulido pintado de rojo. Este es su aspecto en la actualidad, tras la reforma del año 2000, ya que anteriormente la pista era de cemento y el Frontón no estaba pintado de verde.
El Frontón fue ideado y construido en el año 1914, como podemos comprobar en las actas de sesión del Ayuntamiento y como atestiguan los contratos de cesión del terreno y de construcción. El 22 de febrero de 1914 se acordó en pleno del Ayuntamiento el solicitar al párroco la franja de terreno del atrio que se necesitaba para la construcción. El 25 de mayo de 1914, el alcalde Isidro Risueño y el regidor síndico Celestino Hervalejo firmaron el contrato privado de cesión con el cura párroco Agapito Mateos. En él, el párroco, en nombre de la Iglesia y con el permiso del Obispado de Ciudad Rodrigo, cedía una parte del terreno en el atrio de unos cuatro metros de ancho aproximadamente, que venían a unirse al terreno que hasta ese momento era el corral de concejo y que formaron el sitio en el que se construyó el frontón. Al tratarse de una cesión, no hubo dinero de por medio, pero ambas instituciones llegaron al acuerdo de que el Ayuntamiento realizaría algunos trabajos para la Iglesia, como fueron: recomponer el tejado del templo y blanquear las paredes interiores; trasladar en el atrio las cinco cruces del Via Crucis al lugar que indicara el cura y poner la cabeza a una de ellas; construir y conservar la pared medianera que separa el frontón del atrio; y ayudar a cumplir la prohibición de jugar durante los actos religiosos y de jugar contra las paredes del templo. Así pues, el Frontón encontró el terreno en el que asentarse.
Ese mismo día 25 de mayo de 1914, el alcalde y el regidor firmaron otro contrato, en esta ocasión con Anastasio Maldonado, constructor, en el que sentaban las bases del cómo debía de ser el Frontón y para cuándo debía terminarse la obra. Así, se especifica que el Frontón deberá tener doce metros de alto por diez metros de ancho, que debe estar cubierto de buen grano, bien labrado por los dos extremos y que debe tener un zócalo de un metro de alto con apilarado de tres centímetros. El grueso del frontón debía ser, al zócalo, de ochenta centímetros, y del apilarado hacia arriba, empezar con setenta y cuatro centímetros y terminar en cincuenta centímetros, y tenía que llevar un almohadillado de cantería. Se pedía que los cimientos se hicieran en firme con traveseros de cantería y de seguridad. Todos los materiales para la construcción correrían de cuenta del contratista, mientras que los arrastres de cantería y la gavia del cimiento se hicieron por cuenta de la corporación municipal. Así pues, como se recoge en el acta de sesión del Ayuntamiento de 6 de septiembre de 1914, se decretó que al día siguiente tenía que empezar el acarreo de piedras por prestación personal: “Y por último se acordó que mañana lunes dé principio el acarreo de piedra para el juego de pelota por prestación personal, por todo vecino que tenga pareja de reses ó caballerías y carro, bajo la multa que se halla establecida para tales casos”. El presupuesto que se consignó para estas obras fue de 1200 pesetas y debía estar terminada para el 31 de octubre de 1914, cosa que no debió ser posible, ya que en agosto de 1915 aún se estaba acarreando piedra para el juego de pelota y el corral de concejo. En el mismo contrato se hizo constar la reforma de la Iglesia a la que se había comprometido el Ayuntamiento y que se encargó al constructor. Se presupuestó el arreglo del tejado y el blanqueo de las paredes interiores en 222 pesetas, con las que pagar la mano de obra, los materiales y los arrastres. Esta obra debía estar terminada para el 30 de noviembre de 1914.
El Frontón sigue en pie más de cien años después y su estado de conservación es bueno. Contó con una reforma en el año 2000 que dejó el juego de pelota tal cual nos lo encontramos en la actualidad.
Hoy en día, el Frontón se sigue usando por parte de los jóvenes del municipio para jugar al frontenis o como pista para jugar al fútbol (sobre todo durante la competición que tiene lugar en verano, como parte de las fiestas municipales), o practicar cualquier otro deporte, que proporcione diversión a quienes participan.
Documentos originales (pulse en cada uno para verlo):