Iglesia de San Sebastián
La Iglesia de San Sebastián se encuentra situada junto al Frontón y las escuelas. Al igual que nos encontramos en la mayoría de pueblos y ciudades españolas, la iglesia se sitúa en el punto más alto de la localidad, por lo que es visible desde una larga distancia y se convierte en un elemento distintivo del horizonte de nuestra localidad.
El imponente edificio consta de una planta basilical y una sola nave, con tramos separados por arcos de medio punto. El templo está construido en sólida sillería encuadrada de granito, reforzada en su exterior por contrafuertes que refuerzan visualmente el carácter “fortificado”, debido en parte a la presencia de escasos vanos. Sobre el cuerpo principal de la nave sobresale volumétricamente el crucero, de planta cuadrangular, y la silueta de la torre, que se adosa en la intersección entre nave y crucero. La torre, situada en el lado norte y a la que se accede por una escalera de caracol interior, presenta una planta cuadrada y muestra una gran esbeltez y altura, estando dotada por cuerpo de campanas en el que se abren vanos de medio punto a sus cuatro caras, flanqueados por pilastras pareadas. En el ábside del templo, de forma semicircular, se sitúa el retablo y, dispuestas simétricamente a sus lados, dos hornacinas. La capilla mayor está cubierta por una cúpula sobre pechinas. Completa el conjunto la reciente construcción de una capilla adosada junto al volumen de la torre.
A los pies del edificio se encuentra el coro, cuyo acceso está facilitado por dos escaleras. Bajo el coro y a ambos lados de la puerta se hallan dos estancias: una era el antiguo baptisterio, en la actualidad la sacristía; y la otra es un trastero. A los pies destaca la portada, conformada a modo de arco de triunfo de dos cuerpos. El cuerpo principal alberga el arco de medio punto del acceso que se sostiene en robustas pilastras, enmarcado con entablamento sencillo, sin decoración en el friso, y sobre columnas de estilo dórico que descansan en pedestales cajeados. Aunque la decoración resulta tan sobria, sobre la cornisa y en la línea de las columnas aparecen sendos flameros como único elemento decorativo. El cuerpo superior reproduce, de modo más simple y a menor tamaño, las características del inferior, enmarcando una vidriera rectangular.
En la fachada sur aparece una segunda portada más sencilla, con arco de medio punto protegido por un pequeño atrio de cubierta a un agua que se apoya en dos muretes de granito.
El templo actual es el resultado de diferentes estilos. Originalmente, se trata de un templo de estilo Tardorrenacentista, pero también hay elementos barrocos y, debido a una reconstrucción en la segunda mitad del siglo XX, se incluyen elementos de producción industrial.
Puesto que los estilos principales que encontramos en la construcción del templo son Tardorrenacimiento y Barroco, sabemos que la Iglesia debió de construirse entre los siglos XVI y XVIII. De hecho, la primera noticia que nos encontramos es de 1520, en la que se menciona a Esteban Elvira como platero de cálices de la catedral (de Ciudad Rodrigo), Aldea del Obispo y Alameda (del Gardón). Puede que en ese año ya se estén realizando las primeras gestiones para la construcción de la Iglesia, pero es en 1523 cuando se habla de la construcción del claustro y la torre por parte de Pedro de Güemes. Puesto que la cabecera es la parte más antigua del edificio, se considera que a lo largo de los siglos se fueron añadiendo las distintas partes que conforman la construcción en la actualidad (nave, capillas menores, coro, portada…), hasta finalizar el edificio en el siglo XVIII.
En cuanto a los elementos que se encuentran en la Iglesia, destaca el retablo tras el altar mayor. Parece ser que hubo un primer retablo pintado directamente sobre la piedra, con una imagen de bulto de Nuestra Señora, por lo que se piensa que la primera advocación debió de ser a dicha virgen. El retablo se completó con una imagen de la Trinidad y una cruz. El segundo retablo se colocaría más tarde y fue de madera, aunque no hay muchos más datos, solo que se vendió dicha madera por 40 reales en 1770, año en que se colocó el tercer y último retablo, el que conservamos en la actualidad. Esta obra se encargó al maestro Agustín Pérez Monroy por 5500 reales, a los que hay que añadir los 380 reales por dos credencias o frontales que se colocaron a ambos lados del altar; los 80 reales que costó el porte desde Salamanca; y los 42 reales que costaron las dos mesas para las credencias. Así, el retablo quedó preparado para colocar la imagen de Nuestra Señora de la Asunción en 1771. Posteriormente, el retablo se fue completando con las imágenes de bulto de San Sebastián, San José y San Isidro, así como las imágenes representativas de Santa Teresa y la Virgen del Carmen, colocadas en las hornacinas a ambos lados del retablo. Finalmente, en 1795 se doró el retablo y otros adornos de la capilla mayor, dando como resultado el retablo que podemos observar actualmente.
Además de la capilla mayor, la Iglesia de San Sebastián contó con dos capillas menores ya desde el inicio de su construcción. Así en 1535 se coloca en la capilla de la derecha una imagen de San Bartolomé, y en la capilla de la izquierda las imágenes de San Sebastián y San Antón. En 1589, Nuestra Señora del Rosario sustituirá a estas dos últimas imágenes, ya que hubo una cofradía del Rosario, y se encargaron de colocar y mantener la capilla correspondiente. Las cofradías son las que iban colocando en las capillas los distintos santos de su devoción. Eso explica que hubiera diferentes cofradías a lo largo de los siglos y que cada capilla haya albergado diferentes imágenes. Así, en el siglo XVIII habrá un altar para el Cristo de las Batallas, o un retablo para Santa Águeda, o una capilla para la cofradía de las Ánimas… En la actualidad, las dos capillas menores albergan las imágenes de Santa Águeda, la Virgen del Pilar y el Niño Jesús por un lado, y por el otro las imágenes de María Auxiliadora, San Antón y San Blas.
Además de las imágenes ya mencionadas, también encontramos una imagen de la Inmaculada, otra del Corazón de Jesús, otro San Sebastián, un Calvario, y un Cristo. Por lo tanto, de todas las imágenes que ha habido en la Iglesia, parece que las única que se ha perdido o que se ha trasladado a otro templo sería la de San Bartolomé. En último lugar hay que mencionar que en la Iglesia hubo una imagen de San Pedro y otra de San Pablo, que están desaparecidas de la parroquia.
Otro elemento importante sería la pila bautismal, ya que data de 1535 y se colocó en sustitución de otra que estaba vieja y rota. Esta pila se ubicó en diversos lugares, pero como se había establecido que debía estar en un lugar resguardado, se colocó por consejo del obispo en la habitación que se encuentra en la entrada a la izquierda. A finales del siglo XVIII se trasladó a la habitación que hay en la entrada a la derecha y desde entonces recibió el nombre de baptisterio, aunque actualmente es la sacristía. Finalmente, la pila bautismal se trasladó a un lugar mucho más visible, a la derecha del altar, donde se siguen celebrando los bautismos de manera regular.
Finalmente hay que comentar que la Iglesia de San Sebastián no siempre ha cumplido una función religiosa. Se sabe que durante la Guerra de los Siete Años (en el siglo XVIII) la Parroquia se convirtió en un hospital de sangre durante dos meses, por lo que las misas se tuvieron que celebrar al aire libre a la puerta de la Iglesia. Más tarde, debido a un contagio originado en Almeida, el templo se convirtió de nuevo en hospital y las misas se tuvieron que celebrar en la sala grande de la casa parroquial. También se sabe que en 1810 los franceses, durante la Guerra de Independencia, ocuparon la Iglesia, por lo que los bautismos y los enterramientos se tuvieron que suspender o realizarse en la localidad cercana de Castillejo de Dos Casas.
El templo se encuentra en buen estado de conservación y son bienvenidos todos aquellos que quieran visitarla.
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